La Comunidad Ministerio Vida en la Roca es una grata realidad eclesial, uno de los tantos soplos del Espíritu de Dios en la Corriente de la Renovación Carismática Católica.
Para comprender la realidad de las comunidades de Alianza comentaremos cómo y cuándo surgen y cómo es la forma en que se constituyen.
Desde el comienzo de la Renovación Carismática Católica en 1967, hubo una respuesta inmediata a la acción del Espíritu Santo quien suscitó el nacimiento de las Comunidades de Alianza.
La mayoría de estas comunidades fueron fundadas por los pioneros de la Renovación Carismática en sus respectivos países.
La agrupación más grande de Comunidades de Alianza a nivel Internacional es la «Fraternidad Católica de Comunidades Carismáticas de Alianza», cuyos Estatutos han sido aprobados por el Pontificio Consejo de laicos. Este organismo no es directivo sino que tiene como finalidad dar auge y animar a las Comunidades que pertenecen a él, respetando la identidad de cada una.
La visión de las Comunidades de Alianza siempre ha sido la de establecer centros donde se moldeen las vidas de las personas en un ambiente de fe (ESTILO DE VIDA) y asegurar que se lleve a cabo eficazmente la evangelización y la construcción del Reino (APOSTOLADO).
Lo que hace diferente a las Comunidades de Alianza de los grupos de oración o de otro tipo de grupos carismáticos es la ESTABILIDAD DEL COMPROMISO de sus miembros, quienes se comprometen temporalmente o de por vida, mediante una ALIANZA con Dios y con los hermanos de comunidad.
Estas Comunidades se rigen por Estatutos, es decir, con normas que establecen la forma de vida de sus miembros y es el camino de santificación elegido para vivir y transmitir. En nuestro caso es el caminar sobre la INTERCESIÓN.
Y estas comunidades pueden identificarse como micro-Iglesias, en el sentido de que en su seno alojan todos los estilos y estados de vida que toda la Iglesia Católica. Es decir, no significa que sean aisladas de la Iglesia, muy por el contrario, pero son una imagen de la Iglesia por su organización y estados de vida: Casados, Solteros, Viudos, Divorciados, Consagrados, Sacerdotes, Laicos Consagrados, Diáconos, jóvenes, Adultos, niños…
Esta es la realidad de la Comunidad Ministerio Vida en la Roca, la que actualmente cuenta con laicos: solteros, casados, viudos, jóvenes y niños; Con Consagrados: de vida Fraterna masculina y femenina y de vida laical. Y con vocaciones al Sacerdocio.
Son Patronos y modelos de Santidad en la Comunidad MVR
Los miembros de la Comunidad MVR son fieles católicos de cualquier estado de vida que, de acuerdo con su propio estado, prometen entregarse totalmente a Dios y a su servicio, para seguir a Jesús Intercesor más de cerca y vivir el Evangelio radicalmente, según el carisma propio de la Comunidad.
Hay tres formas por las cuales se puede pertenecer a la comunidad:
En el Ministerio Vida en la Roca, algunos de sus miembros Aliados, respondiendo a un fuerte llamado de Dios, el de seguir más radicalmente a Jesús Intercesor, hacen promesa de vivir y servir a la Iglesia en celibato apostólico, sin dejar la condición laical, llevando una vida conforme al espíritu de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, asumiendo de un modo más radical la Alianza con Dios y el cumplimiento
de los Estatutos de la Comunidad MVR.
A éstos hermanos se los llama “NAZAREOS – NAZAREAS” siguiendo la tradición bíblica, y no forman un grupo aparte del MVR ni una categoría distinta de miembros en la comunidad. Todo lo contrario, ellos quieren manifestar con su entrega radical a Dios, que desde el carisma y la Alianza MVR se puede aspirar a la perfección de la caridad cristiana.
Como decíamos antes, según la tradición bíblica, los Nazareos eran aquellas personas que hacían ciertos votos voluntarios para dedicarse de una manera particular a Dios, y seguían viviendo una vida normal en la sociedad (Núm. 6, 1 – 8). La palabra “Nazareo” tiene su origen en la lengua hebrea: נזיר nâzîr, «separado, dedicado, consagrado»;
también se encuentra en la raíz del verbo hebreo nâzar, «separarse», «consagrarse», «dedicarse» para uso ceremonial o religioso.